martes, 28 de septiembre de 2010

Enreverado.

He manchado mi propia carne
con la sangre del rencor.

Presté atención a la más
triste melodía, de mis recuerdos,
y no hice más que sajar.

Deambulé por mi osadía,
en el más cruel de los eternos castigos.

Sigo matando por amor,
aquella sensación que me tortura.

El encontrarme en el sentimiento
me tiene tan confundido,
arriban los pequeños detalles de la vida;
que de querer a odiar... prefiero nada.

Me he desentendido del amor y
abrazado el abandono, a la expectativa
de las ilusiones famélicas.
Mis enemigos del mundo entero,
cuan amada mortificación natural.

He de matar y volteo la cara
y no puedo ver con esta
ceguera transparente... que me grita humano.



Una corbata en el techo.

Por miedo nunca transité
los caminos de la experiencia.
Solo concibo y convivo,
con ese vacío de la existencia
mental ... Una Burbuja especulativa.

En conjunción...

Este corazón, no quiere junto a ti,
en tus manos.

Él sólo quiere ser libre, libre, libre.

Desintegrarse...

En conjunción, sólo sabe de dolor
y no te puede maldecir,
¡no sabe el muy ignorante!.

A lento, cruel, pernicioso
y zozobrado tiempo,
sabrá de tu ausencia, de tu lejanía
y despojo, a extrañar olvidará.

Este corazón se va con otras bocas,
tan putas y vacías, profanas y baratas.

Se le arrancó el placer de la mentira,
el sentimiento, imagen de sí,
testimonio irrefutable.

Ahora necesita de ti,
en el más profundo agujero,
es menester odiarte.

Como un sentimiento herido nos vamos de casa, al rincón de lo retorcido... y al saber de ti, descubro que estoy vivo, no sé cómo ni dónde... pero aún respiro.

Manía, viaje y la fantasía.

Ave de cristal,
busca regreso al fin,
donde perece lo imperceptible.

Como viejo amor,
suicida por el deseo de libertad.

Ave de cristal en el
fundo de la luna,
cazando sombras carroñeras.

Alzándose al vuelo,
con brillo vigía buscando
el cazador de sueños.

En un mundo, el de papel,
acariciando memorias mercenarias.

Cazando el fantasma de los
mitos ocultos del frío.

Ave de cristal, desnuda,
surcando un universo de
irrealidad, un delirio
de su fantasía.

Imaginación.

Se usó tanto la imaginación,
que ahora está muy gastada.

Viajó por el hermoso
falso aroma a realidad.

Débil por el incesante
escape humano a su
confortable calma.

Calma como el paseo más tranquilo
a través de los adentros,
y ahí luchando.

Vio nacer tanto amor y luces,
como inventos y facultades intelectuales.

Ahora que es vieja y senil,
le tiene miedo a los realismos ,
cosa curiosa si se piensa en positivo.

Ella misma se imaginó sin nada
a que temer, se refugió como niña
a la retraída caja de cartón.

Ahora la caja es capullo,
de aquella imaginación
que se trasformó en razón.


Vieja y Gastada.

La misma foto, vieja y gastada,
es la que miro a diario.

Tibia y empolvada imagen,
madura, como los días de la mano.

Análoga imagen gastada de tanto
ser contemplada.

Que se mira moviéndose
entre ambiciosos encuentros de
cálida presencia.

Bajo la imagen que se concibe
a sí misma, a su lado,
en ella no está nadie, y en sí misma se mira
bajo un profundo examen que no está.

Foto antaña, que muere por los días,
es la imagen sin retrato.

Sin ella se olvida
el menester de otar.

La misma, sin nombre,
tan ajena, mutua, tan gastada... tan tiempo.

Orgasmo imaginativo.

Arriba, de repente,
sin mayor complicación
o intuición al ser,
ataca con su suave manifiesto.

Sin apuro ni calma,
se dilata insensiblemente,
y llega sin tropiezo
e interrumpe las letras,
y sofoca el encuentro.

Un segundo de hermoso
y vertiginoso orgasmo
imaginativo, facultativo.

Ese abrazo, como de romance,
arrebata el activo de la mente.

Caluroso encuentro sin
contratiempo, permite dejar de
pensar nada más que en nada
que no sea ése.

En todo se comprende,
en sentimiento
profano, que a modo
de paréntesis, advierte,
lo cerca que estoy de verlo.



martes, 21 de septiembre de 2010

Corpus... Naturaleza Muerta.

Promete respirar.
Si mueres no quiero sentirte
lejos.

Te prometo que al final,
te alcanzaré soñándote
a retina rasgada.

En ninguna parte de un
mismo sitio, que
coadyuve nuestro atino.

Un optimismo de muerte
esperanzada; como fiera
en el denso humo del
destino vivo y muerto.

Distinción de atardeceres, los
más luctuosos a tu preciado cadáver.

Promete resoplar en mi
auxilio, en mi decorosa tumba
fúnebre.

Estoy sólo contigo, tan solo contigo,
respetemos el aire bajo el mar. Y pídeme
inventarte como una sombra corpórea.

Para que cultives esperanza en mi
funeral, donde muero
para sentirme vivo.

Sentir la taquicardia a placer,
sospechar alucinaciones vivas.

Cargar las cenizas y tirarlas en
el suave espacio que atenta
el cuerpo poseer.

Será la voluntad del tiempo
en vida, que para con
nuestra muerte, el tiempo
que dura y dura.

En días de clamorosa gracia,
sobre la propia muerte.






lunes, 20 de septiembre de 2010

Sandra y David

Es necesario hablar de ellos,
necesario conocerles...

En esta noche, cuando
se lastiman el alma,
es cuando más se entrañan, amarse.

Más se necesitan y
más quiebran sus ojos, a-mar de pecados.

Que se entregan a contemplar el sufrimiento
de los cuerpos separados y deseosos
de tenerse, amarse emancipados.

Asustados de proyectarse
suaves fantasías a la lejanía,
el enamoramiento miope.

Necesario este afilado romance.
Seco y húmedo, armado con
las flechas de cupido, amados.

Lesionándose inagotable mente
en el frío de la muerte.
Entre la cobarde y casi poética huida,
amanece amando.

Vociferantes seres que se atacan
con corazones, en una
solitaria espera de oídos ignorados y
sordos, amoratado amor.

Cuando la humana condición hace
del bien un mal. La alegría de derramarse
al lado del otro, amorosos.

Sobre las cuestiones y amarrar el aceite
de los códigos, para percibir
el descifrable de posesión - he robado
las líneas de tu mente-, amor ladrón.

Entre antecede y sucede, en todo
tiempo y el castigo de los
cuerpos atormentados de lógica
y aparente razón,
eruditos e ignorantes enamorados.

Que se detienen y doblan el paso,
en el más húmedo armario de desechos,
basurero de amar.

De saberla cual cruel y noble santa,
de la hermosa misericordia del pecado
y la benevolente omnipotencia
del enamoramiento enaltecido, amor divino,
hereje.

De saberlo cual malvado agricultor de
perversidad, que siembra en el corazón semillas de crueldad
y enemigo de los bienaventurados pastores,
blasfemo amor, crédulo.

Encontrar nuevos conceptos, como
pretextos para estar en su lado, al suyo,
ciencia exacta de amar.

Deseosa vida de encontrarlos al
amanecer con ella, entre el tibio frío
de la huida al inconsciente, amor puro.

Azul y rojo se desean, como cielo y mar.
O la comunión de dos libélulas,
y la atípica forma de hacerse el amor,
idealizado romance comprometido.

Allí, resguardando partidas y bienvenidas,
se corre lejos para encontrarse en otro día,
amor a distancia.

Esclarecer la atormentada culpa. y saber,
que simplemente ¿están?, heridos y contusos,
amor de hospital en terapia intensiva.

En el exilio enamorado, entre su país y el suyo,
en la frontera del orgasmo, hacerse el amar.

Siendo y haciendo de... el enemigo
de su cuerpo en entrega y dolor,
asemejándose al peligro noble de amarse,
ventura de enamorados.

A la inocencia de estar vivo entre sus cuerpos,
adolorido amor cansado de dormir.

De saber que se pertenece a algún sitio con nombre,
el suyo, de ellos... el nuestro, el del prisionero
en la celda del amor, amor.












martes, 14 de septiembre de 2010

Donante.

Lo que pasa es que te
dilatas demasiado
y comienzo a desesperar.

Pasa que miro en el
estrecho paisaje y no te veo.

Sucede que siento
tu llegada desde gente nueva.

Lo que pasa es que de entre
claros oscuros perfumados,
te medito cansado y no
quiero ver a nadie primero.

Pienso sobre el tiempo y humo,
que es mi apasionada humanidad
que a nadie espera.

Y es que sucede que eres tan buena
y llegaste de tan lejos, que perdí
el paso del tiempo entre humo y bebida.

Lo que pasa, es que me pasa
en la cabeza, un para siempre
en los sucesos inexplicables.

Sucedió, antecede y sucede,
que vienes de identificarte,
para darme tu sangre.

El Prado (Me Dejó)

El prado está desinhibido.

Hidratante por otros mares, unos de sal, dulce sal.

El gemido, silencioso y la mirada de escondite,
una maravilla de éxtasis y ansiedad.

Donde se escoge la aventurada osadía de las vivencias,
la maldición de nunca olvidar.

De lo bello y lo profano y los tiempos
de amantes entre hojas, humo
no de fantasía.

La única, y más real, es la de la carne,
vivencia demente.

Cuando tu silueta dibujaba el pasto
en el más enaltecido prado enamorado.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Radical

Quiero ver un feto latente,

entre los escombros

y arena de muerte...


Un perfume de sangre

entre los laberintos del inconsciente,

y una muralla de carne putrefacta

añorando la muerte.

martes, 7 de septiembre de 2010

Causa ignorante de efecto estira la mano por limosna.

Ser un pequeño imaginario,
simbólico al pie de luz y sombras.

De estar y no estar a percepción sensible,
y gastarle bromas al mundo;
entre suaves laberintos de
forzado vocabulario.

Ser un pequeño ente de imaginación,
con los amantes rotos y un castigo propio.

Entre el súbito encuentro, a priori-a posteriori
a la consciencia.

Mutismo selectivo a costa del
infeliz fracaso de amor.

Un engañoso amor de cadáveres
y el desasosiego del alma.

Una punzante-pensante herida
que quiere ser abandonada.
En tres cuerpos medio desnudos al
sexo en dos momentos.

Ser entrega de gratitud vacía,
esperando ser recordada entre
lo no manifiesto.

Lo no crecido en el tiempo,
embalsamado en enferma necesidad.

Y tijeras cortando el medio nudo
corporal.

Entre la añoranza del tiempo
y la ignorante trémula juventud,
en algún lugar de lo que se dio, en medio
de la noche metálica y la otra
forastera y desconocida escena de carne.

Del relato más doloroso que merece
ser recordado.

Aferrarse a tristes y abyectas
imágenes de un camino pasado,
en medio de la nada agonizante
y un humano vacío.










Tormento y Dolor... Honor y Causa

Las caricias que te duelen,
me duelen... nos duelen.

El baile que cautiva entre sangre.

De dos cuerpos medio desnudos, despojados...
desabrigados y una morbosa
imaginación sin hambre de tener
en los brazos.

Una distancia amorosa,
un vestigio a ignorante muerte;
como el calor del rojo frío y
la magnificencia de las mentiras miedosas.

A cobarde verdad, la misma forma;
entre el que piensa e imagina,
el que sana del dolor.

De la perfumada y enamorada angustia,
la marcha peregrina del maldito solitario.

Y unos labios con suave viento ruidoso,
de sacar de entre el dolor...
porque se necesita.